jueves, 15 de abril de 2010

Me aburro luego existo


El ser humano, en general, nace, crece, se relaciona, de ahí que se reproduzca y paga la hipoteca, el coche, la visa, los impuestos, las derramas extraordinarias y las ordinardinarias, como mínimo. Después quiere morirse.

Cuándo la esperanza de vida era de 30 años, en primer lugar (en primer lugar nacía, claro) pero de inmediato crecía y se reproducía mientras se iba relacionando.
Las condiciones de vida eran otras, evidentemente. El estar pendiente de sobrevivir dejaba poco espacio para actos lúdicos o de reflexión. Hablo de la prehistoria y de la historia porque en la Edad Media occidental (no hay otra) la esperanza de vida rondaba la treintena. Es curioso que se le llame Edad Media y haya que especificar si alta o baja; lo siento no he podido evitarlo.
Sin embargo esos momentos de disfrute y contemplación existieron en todas las épocas: del paleolítico al neolítico aparecen las manifestaciones más antiguas de carácter artístico, por ejemplo la Cueva de Altamira en Cantabria, si no me equivoco. En Egipto lo dejaron claro, la Grecia clásica destacó tanto el arte como en lo referente a las ideas, el renacimiento... podríamos estar así unos 2,5 millones de años.
Me resulta interesante pensar que el ser humano siempre, en mayor o menor medida, ha estado haciendo otra cosa, a parte de sobrevivir y transmitir su código genético.
¿Porqué? ¿Porqué le sobraba y le sobra tiempo?
Que el cerebro del ser humano posea la capacidad de reflexionar, que tenga conciencia y un neocórtex bien desarrollado, es gracias a esas mutaciones que se producen en el lugar y el momento adecuado. Si dentro de diez años una plaga de arañas gigantes comepersonas melenudas, empezasen a devorarnos y solo sobrevivieran unos pocos... estos serían calvos! gracias a que su código genético dictó en algún momento que a los 40 años ya no tendrían pelo.
Al morir los melenudos (a parte de desmejorar mucho la imagen del hevymetal), éstos no podrían trasmitir sus genes. El mundo sería alopécico (pero !qué solitos iban a estar!).
Con la inteligencia debió suceder algo parecido. Me refiero a las arañas cometontos, claro.
Bien, ya tenemos al ser humano cognitivamente hiperactivo. Ya sabe elaborar sofisticadas trampas para cazar y alimentarse minimizando su esfuerzo físico, diseñar medios de transporte que aunque rudimentarios le ayuden a desplazarse cuando hay que emigrar para conseguir comida. Esto les sirvió por eso somos como somos. Pero, ¿porqué "el Escriba sentado" (escultura del antigüo Egipto, 2.400 a.c, aproximadamente), porqué el "mito de la Caverna"), porqué "La divina Comedia" (Dante Alighieri, 1265-1321), porqué la "Teoría de la relativiad especial" (Albert Einstein, 1879-1955)?.
Porque nos sobra tiempo, en mayor o menor medida. Si hay un espacio en el que no tenga que alimentarme, (ni hambre), ni que relacionarme (ni necesidad), ni que reproducirme (ni ganas....aunque no os lo parezca esto se da), en ese momento en el que no me ataca un león, no huyo de la peste, no temo una pobre cosecha, "no mato o muero" en la guerra.... En ese momento la mente crea, sigue creando. (también cuando nos arrancan de delante del televisor , y de los videojuegos)
El cerebro es una máquina de fabricar conclusiones rápidas a partir de escasa información, y de interrelacionar estas conclusiones para darle forma al mundo. Nuestra mente anticipa porque si no lo hiciera pondríamos la vida en peligro. (Por eso entiendo más al que me prejuzga que al que me juzga).
Si la "realidad" nos abruma, tiene mucho que interpretar, si todo está tranquilo puede empezar a cuestionarse el mundo, a inventarlo, a disfrazarlo....
Así que el ser humano , en general, nace, crece, se relaciona (de ahí que se reproduzca), se endeuda para poder vivir independiente y lo más sorprendente de todo, cuando tiene tiempo reflexiona.

1 comentario:

  1. Divinos viernes de cafe y debate que llegaron en este espacio de "tiempo libre" que nos hizo conscientes del hambre intelecual. Se está haciendo necesario recuperar el ritual de café-chocolate-platica. ¡QUE HAMBRE!

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